El Globero/El Globero Ciclista

Las bicicletas como índice de desarrollo

Hace unos días el ministro de asuntos exteriores de Polonia, Witold Waszczykowski, definía despectivamente a la Europa progresista como «esa Europa podrida de vegetarianos y ciclistas”. Que alguien con semejante retórica y trasfondo defina así a Europa pone en valor el uso de la bicicleta como un elemento de desarrollo social, cultural y, probablemente, económico.

Los mapas de calor de Strava muestran una correlación directa entre desarrollo humano, económico y el uso de la bicicleta. Es cierto que no podemos utilizar Strava como un índice real del uso de la bicicleta ya que, para que un usuario aparezca, debe reunir 3 requisitos, tener bicicleta, un smartphone y un concepto recreativo del uso de la bicicleta (además de tener la aplicación Strava para grabar sus recorridos). No obstante, los mapas son bastante clarividentes al diferenciar el mundo más desarrollado respecto al que  está en desarrollo o subdesarrollado. Mientras en Europa occidental, Estados Unidos y unos pocos países más como Israel, Japón o Corea del Sur, hay una verdadera red de rutas, más imbricada según aumenta la densidad de población, en otros países la red es mucho más dispersa o se limita a puntos aislados en las grandes ciudades.

La bicicleta fue(y aún es) un medio de transporte asequible para el trabajador con pocos recursos. Y, a nivel competitivo, una salida de la pobreza para aquellos ciclistas que, a cambio de un enorme sacrificio y esfuerzo, destacaban en las carreras ciclistas. Sin embargo en la era post-industrial la bicicleta se convierte en un instrumento recreativo de alto valor humano. De una parte es un medio de transporte útil en distancias urbanas, es un instrumento que permite hacer ejercicio y mejorar la salud individual y es una alternativa no contaminante a otros medios de transporte que si lo son. Esta dimensión humana y social es la que no debe gustar al ministro de asuntos exteriores de Polonia donde, por cierto, hay una red importante de rutas en Strava, sobretodo en el suroeste del país.

Hace años que en España los que entrenan y participan en competiciones amateur son más entre los veteranos que entre los jóvenes que pretenden llegar a competir profesionalmente. No es diferente en otros países. La bicicleta se ha convertido en un símbolo del ciudadano post-industrial.

¿Qué sucede en el resto del mundo? El uso de la bicicleta no tiene el mismo significado que en occidente. El lugar de la bicicleta es mucho más ambiguo en un mundo pre industrial o en desarrollo. Sin embargo el potencial beneficio que representa la bicicleta es enorme.

En las competiciones de fondo en atletismo existe un dominio aplastante por parte de los atletas africanos. Especialmente en Kenia y Etiopia. Sorprende que nunca hayan aparecido ciclistas africanos en pruebas de fondo en carretera, dado que la fisonomía atlética y el tipo de exigencia de esfuerzo no debería ser muy diferente de la del atleta de fondo. La razón reside en que en África hay pocas bicicletas, la gran base social es demasiado pobre para permitirse una(compra y mantenimiento) y los que tienen recursos prefieren vehículos motorizados.  Sin embargo el potencial beneficio que supondría la introducción de la bicicleta como instrumento de transporte y trabajo es enorme en muchas áreas de África. Diversas asociaciones, como Qhubeka, reparten bicicletas a los niños para ayudarles a ir a la escuela y facilitarles el transporte en general. En Rwanda, tras los rastros del genocidio, se ha creado uno de los proyectos más interesantes para la introducción del uso de la bicicleta en África, creando un centro de alto rendimiento, formando ciclistas, mecánicos y entrenadores. El team Rwanda o Team Africa Rising no sólo ha ayudado a formar ciclistas profesionales, sino a crear una cultura del uso de la bicicleta. Durante el Tour de Rwanda, a finales de año, se pueden ver imágenes con las calles abarrotadas, especialmente niños,  animando a los ciclistas.

La bicicleta es una gran alternativa para aquellos países donde la población no se puede permitir comprar otro tipo de vehículos y tampoco existen infraestructuras adecuadas para ellos.  La bicicleta es una solución ideal para que millones de personas, especialmente niños y niñas (éstas últimas teniendo que hacer frente a tabús en muchos países), tengan acceso al transporte, la movilidad, que es una de las bases de la actividad económica. Por ello son especialmente beneficiosos los planes que promueven el uso de la bicicleta como una alternativa al transporte de motor o al aislamiento.

Mientras tanto, aquellos que vean las bicicletas como algo negativo, señor Waszczykowski, pueden seguir enmierdándose con sus discursos de estereotipos oxidados. Por suerte en Polonia hay una gran afición a la bicicleta y grandes ciclistas.

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