(Crítica publicada en CantabriaConfidencial en marzo de 2007)
Directora: Luna
País: España, Estados Unidos, Reino Unido
Reparto: Vincent Gallo, Oksana Akinshina, Val Kilmer, Rade Serbedzija, Joaquim de Almeida, Joss Ackland, Sage Stallone, Alex O´dogherty, Paloma Terriente y Julio Perillán.
Guión: Adela Ibáñez
Director de Fotografía: Ricardo Aronovich
Música: Javier Navarrete
Montaje: Elena Ruiz
Productor: José Magán
Año: 2006
Duración: 90′
Terror español en Moscú.
Una película de miedo que da un poco de miedo y mucha pena. Historia de cómo destrozar una buena idea.
Es increíble cómo partiendo de una idea interesante, atractiva, de conseguirle una imagen visual efectiva y de conseguir lo esencial en una película de miedo, transmitir ese miedo al espectador, se pueda obtener un producto tan mediocre.
La película adquiere uno de los recursos más efectivos del cine de terror, provocado normalmente por la falta de presupuesto, el no mostrar al demonio, monstruo fuente de miedo de la película. Con ello, con la atmósfera y con los demonios realmente pavorosos de principio a fin se consigue la intranquilidad del espectador. A veces los monstruos más sencillos y sin cara de monstruos son los que más miedo dan. Sin embargo todo este clímax es destruido una y otra vez a lo largo de la película por un empacho de diálogos absurdos, de baja calidad y habitualmente enervantes. Envueltos en una aparente incapacidad narrativa para dar volumen a una historia imposible de desarrollar peor. Uno de los personajes se pasa solo todo la película, así que para explicar lo que hace o lo que piensa habla consigo mismo. Pero no se hace algo tan fácil como darle un aspecto desquiciado y hacer verosímil ese monólogo. El personaje habla como si le estuviese explicando al espectador lo que está pasando. Ni una voz en off que dijese: “El personaje camina por un pasadizo” mientras el personaje camina por un pasadizo hubiese sido peor. Increíblemente los personajes que van en grupo no tienen un diálogo más expresivo y sus situaciones y motivaciones están lamentablemente construidas.
Un cura contrata a dos guías para entrar en el subsuelo de Moscú para buscar a un amigo que había entrado tiempo atrás en busca de reliquias, secretos o algo, no se llega a saber muy bien qué. Allí se encuentra con una serie de gente, desde mendigos a paramilitares organizados en diferentes grupos. Todos ellos tienen especial precaución con los demonios, la puerta del infierno está cerca o quizá sólo son almas en pena encerradas para la eternidad buscando una salida. Una niña siempre vigilante observa cada paso que dan los intrusos.
Hechos como que una niña pequeña de un repaso de interpretación a actores como Vincent Gallo, Val Kilmer o Joaquim de Almeida o que unos tristísimos efectos visuales que parecen hechos con un pc destrocen una buena fotografía son aspectos que ensombrecen aún más la película.
Pero lo más indignante es que una película de tan baja factura esté vendida antes de rodarse en todo el mundo, desde Portugal hasta Vietnam en toda Europa y toda Asia.