(Crítica publicada en CantabriaConfidencial en marzo de 2007)
Dirección:Lars Von Trier
País: Dinamarca
Año: 2006
Género:Comedia
Reparto: Jens Albinus, Peter Gantzler, Fridrik Thor Fridriksson, Benedikt Erlingsson, Iben Hjejle, Henrik Prip, Mia Lyhne, Casper Christensen, Louise Mieritz, Jean Marc Barr, Sofie Grabol, Anders Hove.
Guión: Lars Von Trier
Producción: Meta Louise Foldager, Vibeke Windelov, Signe Jensen.
Dirección de fotografía(imagen): AUTOMAVISION
Duración: 99’
1:1.85,35mm, color, Dolby SR
Reinventarse a si mismo.
Lars Von Trier había manifestado su necesidad personal de modificar la forma de su proceso creativo y técnico. Y realizar una película con el fin de reencontrar la satisfacción que había perdido con su trabajo.
El resultado es una comedia, una película “pequeña” que aporta al mundo la Automavisión. Lars Von Trier siempre aporta algo nuevo al cine con cada una de sus películas y esa costumbre no la ha borrado de sus quehaceres. La innovación es sustituir al cámara y al director de fotografía por un ordenador que seleccionará aleatoriamente un encuadre, enfoque y apertura, con la condición de que toda la iluminación fuera la propia del decorado. Este mismo principio se aplicará al sonido. Para evaluar el resultado cada espectador deberá juzgar. Si bien como teoría de lo aleatorio y expresión de la frialdad mecánica resulta convincente, bien es cierto que en todo esto el gusto por la composición y la continuidad invisible se pierde. Habrá quien lo asemeje al dogma, aunque no tiene nada que ver. Y habrá quien diga, con toda la razón, que son artilugios y artimañas que distraen la atención de una original, entretenida y divertida comedia, que además plantea una idea y algunas situaciones bastante interesantes.
Un hombre contrata a un actor para representar un extraño papel: el del jefe de una empresa. Su interpretación deberá realizarla en la oficina y no en un escenario, y sus espectadores, los empleados, no deberán saber que es un actor. Sin embargo él sabe tan poco de su situación como sus supuestos trabajadores, mientras el verdadero jefe intenta permanecer en la sombra con un maquiavélico plan para vender la compañía.
Lars Von Trier vuelve a rodar en danés para estrenarse en los cines con una comedia que parodia a los propios daneses y un poco a los islandeses, introduciendo algo de teoría de la interpretación y el mundo de la representación dentro de una oficina llena de personajes tan sencillos como elaborados, tan dignos de Trier como de la más pura comedia. En un futuro se pueden esperar cosas positivas del danés en el campo de la risa, esperemos que dejando de lado la automavisión.